Hola hermano, que gusto saludarte. ¿Que hay de nuevo en el cielo?. Sabes, te extrañamos mucho. He escuchado que el tiempo sana, pero a mamá y a mi no nos ha sánado por completo, puesto que siempre pensamos en ti. Te marchaste muy sorpresivamente, tal vez por eso es que dolió más, pero tenemos que seguir viviendo, aún con todo el dolor apretándonos el pecho. Tu hija esta muy grande, y bonita, bueno, que te cuento, si tu debes estaría viendo por ahí cerca de ella.
Es una pena que no te haya conocido, pero ya habrá tiempo de que se vean y estoy segura que estará muy orgullosa de saber que su padre fue un gran hombre, porque eh realidad lo fuiste. Mamà ha sufrido mucho, es normal que lo haga, si dicen que no existe dolor más fuerte que la partida eterna de un hijo, y tu te fuiste para no volver..
Por eso a mamá le da por llorar y eso es bueno, porque llorando es como se ahogan las penas. Pero no esta de más decir que duele, porque duele mucho. Lo único que reconforta de alguna manera es saber que estas con Dios, a su diestra, en el lugar de la eterna felicidad. Algún día nos volveremos a ver, y lo mejor es que será en un lugar mejor.
Tu, mamá, tu hija, yo. Todos nos sentaremos en el mismo lugar algún día. Cuando Dios así lo ordene, porque el sabio, y perfecto. Así que el sabra cuando reunirnos, confió en que sus tiempos son perfectos y sus planes bondadosos.
Tu hija esta creciendo, ¿pasa rápido el tiempo no?, es natural que
crecerá distinto sin ti, pero algún día cuando tenga uso de conciencia y
sepa todo lo que sucedió, se que dirá que esta orgullosa de papá y
aunque es una lástima que no puedas abrazarla, se que estas cuidando la
desde tu cielo, desde tu nuevo hogar.
Y también se que lo mismo haces
con nosotros, porque nos amas y el amor implica cuidado, protección, aún
cuando la distancia física es tan extensa, porque los corazones nunca
se separan, no cuando se ama en la manera que nos amamos, ese lazo es
inquebrantable, aún cuando la muerte llega a visitarnos para separarnos
temporalmente.
Sabes, mama y yo visitamos continuamente el lugar donde habita tu
cuerpo. Es como una manera de tenerte cerca, aunque siempre te tenemos
en pensamiento. De vez en cuando te llevamos veladoras para que siga
iluminado tu corazón, y para que no nos alejemos tanto.
Es difícil decir adiós de manera obligada y tan repentina, pero de
algunas manera Dios nos ha sabido dar sabiduría, de esa sabiduría que se
necesita para aprender a vivir aún con el dolor quemándonos el pecho.
Porque es doloroso, tu lo sabes, aveces incluso parece injusto, pero
como dije: Los planes de Dios son perfectos y el sabe porque te
necesitaba a su lado.
Visitanos cuando puedas. En el sueño, en el susurro del viento, en el
palpitar de las hojas secas cuando caen del árbol, en el silencio espeso
de la noche, en la soledad de un día gris, en el pensamiento aferrado a
tu recuerdo, en el dolor, en la alegría. En dónde puedas, pero sobre
todo Visitanos en el corazón, para que le des ánimos de seguir latiendo
con firmeza.
Hermano, te amo, aún no asimilo tu partida, pero me consuela tener tus
recuerdo impregnados en el alma. Espero que seas feliz, más que nunca,
porque tu diste el paso que daremos todos y ese paso es el que nos lleva
al creador, al padre, al ser perfecto, ese que te debe estar dibujando
sonrisas día y noche.