Sonrío a la que soy… Celebro la posibilidad de elegir,
a cada instante quien quiero SER,
me alegro del camino andado,
de la experiencia que me dieron estos años.
Asumo mis contradicciones,
valoro lo recorrido, tan mal no me fue.
¡Estoy acá! ¡Qué bien vivir sin la obsesión de la perfección!
Después de todo cuando decidí, que no quería la perfección,
comencé a accionar y a alcanzar objetivos,
como bajar esos casi 45 kilos que tanto pesaban en mi vida!
¡Qué maravilloso reconocer que la felicidad
está tan cerca nuestro, tan relacionada con nuestras
búsquedas y nuestros mágicos encuentros interiores!
¡Qué suerte haber comprendido que la magia
¡Qué suerte haber comprendido que la magia