Todos los días ella iba 15 minutos antes de su trabajo, a tomar un café con su mejor amigo.
Él siempre le traía una taza de café caliente y ella siempre la dejaba a medias, porque debía irse con prisa.
Él siempre le traía una taza de café caliente y ella siempre la dejaba a medias, porque debía irse con prisa.
Ella y él, no se vieron durante muchos años, hasta que 35 años después, la muchacha que ya era una anciana fue a visitar a su mejor amigo, con quién no había tenido comunicación alguna en todos esos años.
Al tocar la puerta, salió el anciano y le ofreció una taza de café.
Los dos comenzaron a contarse como habían sido sus vidas antes de este reencuentro.
Cuando la anciana había acabado el café, miró la inscripción del fondo de la taza.
Una pequeña frase que decía
¿Te quieres casar conmigo?
Ella le pregunto a su mejor amigo, ¿Qué es esto?
Él le respondió:
esa taza de café la hice cuando teníamos 30 años,
por ese entonces siempre esperaba a que terminaras
de tomar tu café para decirte lo mucho que te amo.