Empieza el día con una sonrisa.
Cada mañana, empiézala con un rostro amable.
El trabajo no te cansará tanto y disfrutarás mejor de las partes bellas de la vida.
Para tus semejantes, un rostro alegre es como un nuevo rayo de sol, cada día.
La propia pena se hará pequeña, y más llevadera la carga de los demás.
Gracias a ti se animará el enfermo, y verá un destello de esperanza el que yace en la oscuridad.
Un rostro alegre y una palabra amable, se tornan ángeles salvadores.
No es feo tu rostro.No lo creo.
Si hay detrás un buen corazón, todos los rostros son bellos.
Y tu rostro más bello, es tu rostro amable.
Por eso, sitúate cada mañana, delante del espejo y repite:
Gracias por la vida...
Hoy no habrá semblante lastimero...
Hoy será un buen día...
Quiero estar agradecido...
Que mi corazón se libere de odio y envidia.
¡¡¡Yo puedo ser feliz!!!
Que el amor crezca cada día en tu corazón.