Señor y Dios mío, ahora que ya todo
a mi alrededor es silencio y calma,
mi alma se eleva hacia Ti para decirte:
Creo en Ti, espero en Ti y te amo por
sobre todas las cosas
sobre todas las cosas
y con todas las fuerzas de mi corazón.
Pongo en tus manos el trabajo, la lucha,
la fatiga, las alegrías y sufrimientos,
los gozos y los desencantos, de este día.
Señor mío y Dios mío, mi Salvador y Redentor,
Señor mío y Dios mío, mi Salvador y Redentor,
creo firmemente que estás aquí.
Te pido la gracia de examinar sinceramente
mi conciencia ahora ante Ti ayúdame a ir descubriendo
todos los pecados y aquellas faltas que ,
por pequeñas que sean, hayan podido
ofenderte a lo largo de este día.
Dame un verdadero dolor de haberte ofendido,
no por temor, pues sé que eres misericordia infinita,
sino, por no haber sabido corresponder
a tu Amor y a la acción de tu Gracia en mí .
Espíritu Santo te ruego que me ilumines
Espíritu Santo te ruego que me ilumines
y me des tu gracia para conocer mis pecados y mis faltas.
Ayúdame a examinar con toda sinceridad: pensamientos,
palabras y obras de este día, si todo ha ido dirigido y buscando
sólo la gloria de Dios y el bien del prójimo,
o si con ello Le he ofendido y he quebrantado la caridad
con el prójimo, causándole algún
daño en lo espiritual o en lo temporal.
AMEN