En un lugar muy hermoso del universo vivía un niño
llamado Sueño, el cual anhelaba crecer y conocer otros mundos.
Sueño se lo pasaba por allá en lo alto, por las nubes
jugando y jugando todo el día.
Una vez Sueño se dio cuenta que el no crecía como crecían
sus amigos, además empezó a sentirse muy débil
y poco a poco perdió sus ganas de jugar.
Un gran día, llegó un mensajero que llevaba consigo un maletín
muy especial que contenía alimentos para así fortalecer
y hacer crecer a Sueño.
Desde el mismo instante en que aquel mensajero llegó,
Sueño empezó a sentirse mejor y mejor, ya que cada día
aquel mensajero lo alimentaba con aquellos manjares.
Muchos caldos de constancia con fuerza,
platos muy nutritivos de voluntad y trabajo,
postres hechos a base de paciencia,
fantásticos jugos hechos con decisión
y lo más importante, lo trataba con mucha confianza.
Sueño creció y creció, y llegó a dejar de ser Sueño
para convertirse en META y, claro que siguió
jugando pero ya no por las nubes, sino aquí en la tierra,
cada día conoció más mundos, mundos
como la felicidad y la satisfacción, y un día no muy lejano,
Meta dejó de ser Meta y se transformó en REALIDAD...
llamado Sueño, el cual anhelaba crecer y conocer otros mundos.
Sueño se lo pasaba por allá en lo alto, por las nubes
jugando y jugando todo el día.
Una vez Sueño se dio cuenta que el no crecía como crecían
sus amigos, además empezó a sentirse muy débil
y poco a poco perdió sus ganas de jugar.
Un gran día, llegó un mensajero que llevaba consigo un maletín
muy especial que contenía alimentos para así fortalecer
y hacer crecer a Sueño.
Desde el mismo instante en que aquel mensajero llegó,
Sueño empezó a sentirse mejor y mejor, ya que cada día
aquel mensajero lo alimentaba con aquellos manjares.
Muchos caldos de constancia con fuerza,
platos muy nutritivos de voluntad y trabajo,
postres hechos a base de paciencia,
fantásticos jugos hechos con decisión
y lo más importante, lo trataba con mucha confianza.
Sueño creció y creció, y llegó a dejar de ser Sueño
para convertirse en META y, claro que siguió
jugando pero ya no por las nubes, sino aquí en la tierra,
cada día conoció más mundos, mundos
como la felicidad y la satisfacción, y un día no muy lejano,
Meta dejó de ser Meta y se transformó en REALIDAD...